51 He aquí, os digo un misterio: no todos dormiremos, pero todos seremos transformados
52 en un momento, en un abrir y cerrar de ojos, a la trompeta final; pues la trompeta sonará y los muertos resucitarán incorruptibles, y nosotros seremos transformados.
53 Porque es necesario que esto corruptible se vista de incorrupción, y esto mortal se vista de inmortalidad.
54 Pero cuando esto corruptible se haya vestido de incorrupción, y esto mortal se haya vestido de inmortalidad, entonces se cumplirá la palabra que está escrita: Devorada ha sido la muerte en victoria.
55 ¿Donde esta, oh muerte, tu victoria? ¿Donde, oh sepulcro, tu aguijon?
56 El aguijón de la muerte es el pecado, y el poder del pecado es la ley;
57 pero a Dios gracias, que nos da la victoria por medio de nuestro Señor Jesucristo.