8 Por consiguiente, quiero que en todo lugar los hombres oren levantando manos santas, sin ira ni discusiones.
9 Asimismo, que las mujeres se vistan con ropa decorosa, con pudor y modestia, no con peinado ostentoso, no con oro, o perlas, o vestidos costosos;
10 sino con buenas obras, como corresponde a las mujeres que profesan la piedad.
11 Que la mujer aprenda calladamente, con toda obediencia.
12 Yo no permito que la mujer enseñe ni que ejerza autoridad sobre el hombre, sino que permanezca callada.
13 Porque Adán fue creado primero, después Eva.
14 Y Adán no fue el engañado, sino que la mujer, siendo engañada completamente, cayó en transgresión.