1 Y yo mismo, Pablo, os ruego por la mansedumbre y la benignidad de Cristo, yo, que soy humilde cuando estoy delante de vosotros, pero osado para con vosotros cuando estoy ausente,
2 ruego, pues, que cuando esté presente, no tenga que ser osado con la confianza con que me propongo proceder resueltamente contra algunos que nos consideran como si anduviéramos según la carne.
3 Pues aunque andamos en la carne, no luchamos según la carne;
4 porque las armas de nuestra contienda no son carnales, sino poderosas en Dios para la destrucción de fortalezas;
5 destruyendo especulaciones y todo razonamiento altivo que se levanta contra el conocimiento de Dios, y poniendo todo pensamiento en cautiverio a la obediencia de Cristo,
6 y estando preparados para castigar toda desobediencia cuando vuestra obediencia sea completa.