4 Porque todavía, en vuestra lucha contra el pecado, no habéis resistido hasta el punto de derramar sangre;
5 además, habéis olvidado la exhortación que como a hijos se os dirige: Hijo mio, no tengas en poco la disciplina del Señor, ni te desanimesal ser reprendido por El;
6 porque el Señor al que ama, disciplina, y azota a todo el que recibe por hijo.
7 Es para vuestra corrección que sufrís; Dios os trata como a hijos; porque ¿qué hijo hay a quien su padre no discipline?
8 Pero si estáis sin disciplina, de la cual todos han sido hechos participantes, entonces sois hijos ilegítimos y no hijos verdaderos .
9 Además, tuvimos padres terrenales para disciplinarnos, y los respetábamos, ¿con cuánta más razón no estaremos sujetos al Padre de nuestros espíritus, y viviremos?
10 Porque ellos nos disciplinaban por pocos días como les parecía, pero El nos disciplina para nuestro bien, para que participemos de su santidad.