8 pero si produce espinos y abrojos no vale nada, está próxima a ser maldecida, y termina por ser quemada.
9 Pero en cuanto a vosotros, amados, aunque hablemos de esta manera, estamos persuadidos de las cosas que son mejores y que pertenecen a la salvación.
10 Porque Dios no es injusto como para olvidarse de vuestra obra y del amor que habéis mostrado hacia su nombre, habiendo servido, y sirviendo aún, a los santos.
11 Pero deseamos que cada uno de vosotros muestre la misma solicitud hasta el fin, para alcanzar la plena seguridad de la esperanza,
12 a fin de que no seáis perezosos, sino imitadores de los que mediante la fe y la paciencia heredan las promesas.
13 Pues cuando Dios hizo la promesa a Abraham, no pudiendo jurar por uno mayor, juró por sí mismo,
14 diciendo: Ciertamente te bendecire y ciertamente te multiplicare.