8 Y pasando por Misia, descendieron a Troas.
9 Por la noche se le mostró a Pablo una visión: un hombre de Macedonia estaba de pie, suplicándole y diciendo: Pasa a Macedonia y ayúdanos.
10 Cuando tuvo la visión, enseguida procuramos ir a Macedonia, persuadidos de que Dios nos había llamado para anunciarles el evangelio.
11 Así que, zarpando de Troas, navegamos con rumbo directo a Samotracia, y al día siguiente a Neápolis,
12 y de allí a Filipos, que es una ciudad principal de la provincia de Macedonia, una colonia romana ; en esta ciudad nos quedamos por varios días.
13 Y en el día de reposo salimos fuera de la puerta, a la orilla de un río, donde pensábamos que habría un lugar de oración; nos sentamos y comenzamos a hablar a las mujeres que se habían reunido.
14 Y estaba escuchando cierta mujer llamada Lidia, de la ciudad de Tiatira, vendedora de telas de púrpura, que adoraba a Dios; y el Señor abrió su corazón para que recibiera lo que Pablo decía.