49 El cielo es mi trono, y la tierra el estrado de mis pies; ¿que casa me edificareis?--dice el Señor-- ¿O cual es el lugar de mi reposo?
50 ¿No fue mi mano la que hizo todas estas cosas?
51 Vosotros, que sois duros de cerviz e incircuncisos de corazón y de oídos, resistís siempre al Espíritu Santo; como hicieron vuestros padres, así también hacéis vosotros.
52 ¿A cuál de los profetas no persiguieron vuestros padres? Ellos mataron a los que antes habían anunciado la venida del Justo, del cual ahora vosotros os hicisteis traidores y asesinos;
53 vosotros que recibisteis la ley por disposición de ángeles y sin embargo no la guardasteis.
54 Al oír esto, se sintieron profundamente ofendidos, y crujían los dientes contra él.
55 Pero Esteban, lleno del Espíritu Santo, fijos los ojos en el cielo, vio la gloria de Dios y a Jesús de pie a la diestra de Dios;