8 Sanad enfermos, resucitad muertos, limpiad leprosos, expulsad demonios; de gracia recibisteis, dad de gracia.
9 No os proveáis de oro, ni de plata, ni de cobre para llevar en vuestros cintos,
10 ni de alforja para el camino, ni de dos túnicas, ni de sandalias, ni de bordón; porque el obrero es digno de su sostén.
11 Y en cualquier ciudad o aldea donde entréis, averiguad quién es digno en ella, y quedaos allí hasta que os marchéis.
12 Al entrar en la casa, dadle vuestro saludo de paz .
13 Y si la casa es digna, que vuestro saludo de paz venga sobre ella; pero si no es digna, que vuestro saludo de paz se vuelva a vosotros.
14 Y cualquiera que no os reciba ni oiga vuestras palabras, al salir de esa casa o de esa ciudad, sacudid el polvo de vuestros pies.