47 El reino de los cielos también es semejante a una red barredera que se echó en el mar, y recogió peces de toda clase;
48 y cuando se llenó, la sacaron a la playa; y se sentaron y recogieron los peces buenos en canastas, pero echaron fuera los malos.
49 Así será en el fin del mundo; los ángeles saldrán, y sacarán a los malos de entre los justos,
50 y los arrojarán en el horno de fuego; allí será el llanto y el crujir de dientes.
51 ¿Habéis entendido todas estas cosas? Ellos le dijeron: Sí.
52 Y El les dijo: Por eso todo escriba que se ha convertido en un discípulo del reino de los cielos es semejante al dueño de casa que saca de su tesoro cosas nuevas y cosas viejas.
53 Y sucedió que cuando Jesús terminó estas parábolas, se fue de allí.