34 Pero los fariseos decían: El echa fuera los demonios por el príncipe de los demonios.
35 Y Jesús recorría todas las ciudades y aldeas, enseñando en las sinagogas de ellos, proclamando el evangelio del reino y sanando toda enfermedad y toda dolencia.
36 Y viendo las multitudes, tuvo compasión de ellas, porque estaban angustiadas y abatidas como ovejas que no tienen pastor.
37 Entonces dijo a sus discípulos: La mies es mucha, pero los obreros pocos.
38 Por tanto, rogad al Señor de la mies que envíe obreros a su mies.