5 Uno juzga que un día es superior a otro, otro juzga iguales todos los días. Cada cual esté plenamente convencido según su propio sentir.
6 El que guarda cierto día, para el Señor lo guarda; y el que come, para el Señor come, pues da gracias a Dios; y el que no come, para el Señor se abstiene, y da gracias a Dios.
7 Porque ninguno de nosotros vive para sí mismo, y ninguno muere para sí mismo;
8 pues si vivimos, para el Señor vivimos, y si morimos, para el Señor morimos; por tanto, ya sea que vivamos o que muramos, del Señor somos.
9 Porque para esto Cristo murió y resucitó, para ser Señor tanto de los muertos como de los vivos.
10 Pero tú, ¿por qué juzgas a tu hermano? O también, tú, ¿por qué menosprecias a tu hermano? Porque todos compareceremos ante el tribunal de Dios.
11 Porque está escrito: Vivo yo--dice el Señor-- que ante mi se doblara toda rodilla, y toda lengua alabaraa Dios.