2 Los ancianos deben ser sobrios, dignos, prudentes, sanos en la fe, en el amor, en la perseverancia.
3 Asimismo, las ancianas deben ser reverentes en su conducta: no calumniadoras ni esclavas de mucho vino, que enseñen lo bueno,
4 que enseñen a las jóvenes a que amen a sus maridos, a que amen a sus hijos,
5 a ser prudentes, puras, hacendosas en el hogar, amables, sujetas a sus maridos, para que la palabra de Dios no sea blasfemada.
6 Asimismo, exhorta a los jóvenes a que sean prudentes;
7 muéstrate en todo como ejemplo de buenas obras, con pureza de doctrina, con dignidad,
8 con palabra sana e irreprochable, a fin de que el adversario se avergüence al no tener nada malo que decir de nosotros.