17 Llegaron también al refugio, con David, algunos de Benjamín y de Judá.
18 Cuando David salió a recibirlos, les advirtió:— Si vienen a mí como amigos y colaboradores, los acepto de todo corazón. Pero si vienen para entregarme a mis enemigos, siendo yo inocente, que el Dios de nuestros antepasados sea testigo y haga justicia.
19 Entonces Amasay, invadido por el espíritu, exclamó:¡Tuyos somos, David!¡Estamos contigo, hijo de Jesé!¡Paz! ¡Paz a ti y paz a tus aliados,pues tu Dios es tu auxilio!David los acogió y los nombró jefes de tropa.
20 Algunos de Manasés se pasaron a David, cuando iba con los filisteos a luchar contra Saúl (aunque no llegó a ayudarlos, pues los príncipes filisteos, tras deliberar, decidieron expulsarlo, pensando: “Se pasará a su señor Saúl con riesgo de nuestras propias cabezas”).
21 Y cuando volvía a Siclag se pasaron a él de Manasés: Adnaj, Jozabad, Jediael, Miguel, Jozabad, Elihú y Siltay, jefes de millar en la tribu de Manasés.
22 Ellos ayudaron a David en sus incursiones, pues todos eran guerreros valerosos y se convirtieron en capitanes del ejército.
23 Y día tras día llegaban a David nuevos refuerzos, hasta formar un gran ejército, un ejército inmenso.