10 y bendijo al Señor ante toda la asamblea diciendo:— ¡Bendito seas Señor, Dios de nuestro padre Israel, por siempre y para siempre!
11 Tuyos son, Señor, la grandeza, el poder, la gloria, el honor y la majestad, porque todo cuanto hay en cielo y tierra te pertenece, y ejerces el reinado y el dominio sobre todo.
12 Tu presencia irradia riqueza y gloria, Tú eres soberano de todo, en tu mano están la fuerza y la grandeza y con tu mano engrandeces y fortaleces a todos.
13 Por eso, Dios nuestro, nosotros te damos gracias y alabamos tu nombre glorioso.
14 Ni yo ni mi pueblo somos nadie para atrevernos a hacerte estos donativos, pues todo procede de ti y sólo te damos lo que de ti hemos recibido.
15 Ante ti no somos más que extranjeros y advenedizos, al igual que todos nuestros antepasados, y nuestra vida terrena es sólo una sombra efímera.
16 Señor Dios nuestro, todo este cúmulo de preparativos que hemos hecho para edificar un Templo en honor de tu santo nombre procede de ti y todo te pertenece.