2 demolieron los altares que los paganos habían erigido en la plaza pública y los templos dedicados a los ídolos.
3 Después de haber purificado el Templo construyeron otro altar, y al cabo de dos años de interrupción, valiéndose de pedernal, hicieron fuego y ofrecieron un sacrificio: quemaron incienso, encendieron las lámparas y presentaron los panes de la ofrenda.
4 Luego, postrados rostro en tierra, suplicaron al Señor que no los dejara sufrir tantas desdichas y que, si volvían a pecar, los corrigiera con benignidad, sin permitir que cayeran en manos de paganos blasfemos y salvajes.
5 El Templo fue purificado el veinticinco del mes de Quisleu, en la misma fecha en que los extranjeros lo habían profanado.
6 Durante ocho días celebraron alegremente la fiesta, a la manera de la fiesta de las Enramadas; y recordaban entonces que poco tiempo antes habían tenido que celebrarla en los montes y en las cuevas, como si fueran bestias salvajes.
7 Por eso, portando tirsos, ramas verdes y palmas, cantaban himnos a Dios, que había llevado a término la purificación del Templo.
8 De común acuerdo se publicó un decreto en el que se disponía que toda la nación judía celebrara anualmente estas fiestas.