11 Trabaron un durísimo combate, pero los soldados de Judas, con la ayuda de Dios, lograron el triunfo. Los árabes nómadas derrotados pidieron la paz a Judas y se comprometieron a proveerles de ganado y a prestarles ayuda en lo sucesivo.
12 Judas, pensando que ellos podrían serles de mucha utilidad, accedió a hacer la paz. Y después de haberla concertado, los árabes se volvieron a sus tiendas de campaña.
13 Judas atacó después Caspín, ciudad fortificada con terraplenes, rodeada de murallas y habitada por gentes de diversas nacionalidades.
14 Los sitiados, confiados en la solidez de sus murallas y en que tenían gran provisión de víveres, se mostraban insolentes con los de Judas, insultándolos y profiriendo blasfemias y palabras soeces.
15 Entonces Judas y sus soldados se lanzaron furiosamente contra las murallas, invocando al supremo Soberano del universo que, sin arietes ni máquinas de guerra, había derribado en tiempos de Josué las murallas de Jericó.
16 Dios hizo que se apoderaran de la ciudad, donde hicieron tal carnicería, que un lago vecino, de casi medio kilómetro de ancho, se veía rebosante de la sangre derramada.
17 Después de esto, tras una marcha de unos ciento cuarenta kilómetros*, llegaron a la ciudad de Járaca, donde vivían los judíos llamados tubianos.