14 Los sitiados, confiados en la solidez de sus murallas y en que tenían gran provisión de víveres, se mostraban insolentes con los de Judas, insultándolos y profiriendo blasfemias y palabras soeces.
15 Entonces Judas y sus soldados se lanzaron furiosamente contra las murallas, invocando al supremo Soberano del universo que, sin arietes ni máquinas de guerra, había derribado en tiempos de Josué las murallas de Jericó.
16 Dios hizo que se apoderaran de la ciudad, donde hicieron tal carnicería, que un lago vecino, de casi medio kilómetro de ancho, se veía rebosante de la sangre derramada.
17 Después de esto, tras una marcha de unos ciento cuarenta kilómetros*, llegaron a la ciudad de Járaca, donde vivían los judíos llamados tubianos.
18 No encontraron a Timoteo, quien se fue de allí sin haber alcanzado ningún éxito, aunque no sin dejar en cierto lugar una poderosa guarnición.
19 Entonces Dositeo y Sosípatro, generales del ejército del Macabeo, atacaron la guarnición y mataron a más de diez mil hombres de los que Timoteo había dejado allí.
20 Entre tanto, el Macabeo ordenó sus tropas en batallones, puso al frente a sus generales y marchó contra Timoteo cuyo ejército contaba con ciento veinte mil soldados de infantería y dos mil quinientos de caballería.