16 Dios hizo que se apoderaran de la ciudad, donde hicieron tal carnicería, que un lago vecino, de casi medio kilómetro de ancho, se veía rebosante de la sangre derramada.
17 Después de esto, tras una marcha de unos ciento cuarenta kilómetros*, llegaron a la ciudad de Járaca, donde vivían los judíos llamados tubianos.
18 No encontraron a Timoteo, quien se fue de allí sin haber alcanzado ningún éxito, aunque no sin dejar en cierto lugar una poderosa guarnición.
19 Entonces Dositeo y Sosípatro, generales del ejército del Macabeo, atacaron la guarnición y mataron a más de diez mil hombres de los que Timoteo había dejado allí.
20 Entre tanto, el Macabeo ordenó sus tropas en batallones, puso al frente a sus generales y marchó contra Timoteo cuyo ejército contaba con ciento veinte mil soldados de infantería y dos mil quinientos de caballería.
21 Timoteo, al ser informado del avance de Judas, ordenó trasladar las mujeres, los niños y el bagaje a Carnión, un lugar inexpugnable y de difícil acceso por lo accidentado del terreno.
22 Cuando apareció el primer batallón de Judas, el miedo se apoderó de los enemigos. Aterrorizados, porque Dios que todo lo ve se les había manifestado, emprendieron la fuga en todas direcciones, de tal forma que con frecuencia se herían unos a otros y hasta se atravesaban con sus propias espadas.