3 Por su parte, los habitantes de Jope cometieron un crimen terrible: invitaron a los judíos que allí residían a subir con sus mujeres y sus hijos a unos barcos que habían preparado, tal como si entre unos y otros no hubiera ni asomo de enemistad,
4 sino más bien para cumplir lo decidido por los habitantes de la ciudad. Los judíos, que ansiaban vivir en paz y no sospechaban mal alguno, aceptaron; pero, una vez en alta mar, los de Jope los arrojaron al mar y murieron no menos de doscientas personas.
5 Cuando Judas se enteró de aquella crueldad cometida contra sus compatriotas, reunió a los hombres que iban con él,
6 invocó a Dios, el justo juez, y se dirigió contra los asesinos de sus hermanos. Durante la noche prendió fuego al puerto, incendió las naves y pasó a cuchillo a los que habían escapado del fuego.
7 Como las puertas estaban cerradas, no pudo entrar en la ciudad, pero se retiró con el propósito de volver más tarde y exterminar a todos los habitantes de Jope.
8 Pero entonces le comunicaron que los de Yamnia pensaban hacer lo mismo con los judíos residentes;
9 así que, durante la noche, cayó de pronto sobre la ciudad e incendió el puerto junto con las naves allí atracadas, de manera que el resplandor de las llamas se veía desde Jerusalén, a una distancia de cuarenta kilómetros.