30 Pero como los judíos allí residentes atestiguaron que los habitantes de Escitópolis los habían tratado con benevolencia y los habían favorecido en situaciones precarias,
31 Judas y sus compañeros les dieron las gracias y los exhortaron a seguir manteniendo buenas relaciones con los judíos. Después regresaron a Jerusalén, porque ya se acercaba la fiesta de las Semanas.
32 Pasada la fiesta de Pentecostés, se pusieron en marcha contra Gorgias, gobernador de Idumea,
33 el cual se presentó a combate con tres mil soldados de infantería y cuatrocientos de caballería.
34 En la batalla cayeron algunos judíos.
35 Un tal Dositeo, un valiente jinete de los hombres de Bacenor, agarró a Gorgias por el manto y comenzó a arrastrarlo, intentando capturar vivo a aquel criminal. Pero un jinete tracio se arrojó contra Dositeo y le cortó el brazo por el hombro, de modo que Gorgias logró escapar a la ciudad de Maresá.
36 A causa del largo tiempo de combate, los soldados mandados por Esdrías estaban extenuados. Por eso Judas suplicó al Señor que se manifestara en su favor y los dirigiera en la batalla.