33 Y sucedió que mientras el sumo sacerdote ofrecía aquel sacrificio por el pecado, los mismos jóvenes con los mismos vestidos se presentaron de nuevo a Heliodoro y, puestos de pie, le dijeron:— Da muchas gracias al sumo sacerdote Onías, pues el Señor te ha perdonado la vida porque él ha intercedido en tu favor.