8 prometiendo al rey en una audiencia entregarle trescientos sesenta talentos de plata, más otros ochenta procedentes de diversas rentas.
9 Además, se comprometió, por escrito, a pagar otros ciento cincuenta talentos si se le autorizaba a instalar por cuenta propia un gimnasio y un centro cultural para jóvenes, y a inscribir en un registro a los antioquenos que vivían en Jerusalén.
10 El rey accedió a estas peticiones, y Jasón, tomando posesión del cargo, comenzó en seguida a introducir entre sus compatriotas el estilo de vida griego,
11 al tiempo que renunciaba a los privilegios* que los reyes habían concedido humanitariamente a los judíos, gracias a Juan, padre de Eupólemo —el embajador que hizo un tratado de amistad con los romanos— y abolía las instituciones legales estableciendo nuevas costumbres contrarias a ellas.
12 Instaló un gimnasio al pie mismo de la ciudadela*, y obligó a llevar el petaso a lo mejor de la juventud.
13 Debido a la maldad del impío y falso sumo sacerdote Jasón, se impuso el estilo de vida griego y la propagación de ciertas costumbres extranjeras, hasta el punto
14 de que los sacerdotes perdieron el celo por servir al altar, despreciaron el Templo y descuidaron los sacrificios. Por eso, en cuanto sonaba la señal del lanzamiento del disco, corrían a tomar parte en las competiciones de la palestra, prohibidas por la ley.