9 Además, se comprometió, por escrito, a pagar otros ciento cincuenta talentos si se le autorizaba a instalar por cuenta propia un gimnasio y un centro cultural para jóvenes, y a inscribir en un registro a los antioquenos que vivían en Jerusalén.
10 El rey accedió a estas peticiones, y Jasón, tomando posesión del cargo, comenzó en seguida a introducir entre sus compatriotas el estilo de vida griego,
11 al tiempo que renunciaba a los privilegios* que los reyes habían concedido humanitariamente a los judíos, gracias a Juan, padre de Eupólemo —el embajador que hizo un tratado de amistad con los romanos— y abolía las instituciones legales estableciendo nuevas costumbres contrarias a ellas.
12 Instaló un gimnasio al pie mismo de la ciudadela*, y obligó a llevar el petaso a lo mejor de la juventud.
13 Debido a la maldad del impío y falso sumo sacerdote Jasón, se impuso el estilo de vida griego y la propagación de ciertas costumbres extranjeras, hasta el punto
14 de que los sacerdotes perdieron el celo por servir al altar, despreciaron el Templo y descuidaron los sacrificios. Por eso, en cuanto sonaba la señal del lanzamiento del disco, corrían a tomar parte en las competiciones de la palestra, prohibidas por la ley.
15 Despreciaban por entero los valores propios de su patria y, en cambio, valoraban muy alto las glorias helénicas.