1 Poco tiempo después, el rey envió a un senador ateniense para que obligara a los judíos a apartarse de las leyes de sus antepasados y a vivir en contra de las leyes de Dios;
2 debía también profanar el Templo de Jerusalén y consagrarlo a Zeus Olímpico; en cuanto al Templo del monte Garizín, debía dedicarlo a Zeus Hospitalario como pedían los habitantes del lugar.
3 De este modo se recrudecieron los males y se hicieron insoportables para todos;
4 el propio Templo se llenó de libertinaje y de orgías de paganos que se divertían con prostitutas. Fornicaban con ellas en los atrios sagrados e introducían en el Templo objetos prohibidos.
5 Incluso el altar estaba lleno de cosas ilícitas, prohibidas por las leyes;
6 no se podía guardar el sábado ni celebrar las fiestas tradicionales, y ni siquiera declararse judío.