10 Dos mujeres fueron denunciadas por haber circuncidado a sus hijos: las hicieron pasear públicamente por la ciudad con los niños colgados de los pechos; después las arrojaron desde lo alto de la muralla.
11 Otros, que se habían reunido en las cavernas cercanas para celebrar el sábado en secreto, fueron denunciados a Filipo. A todos estos los quemaron juntos, pues, por respeto a la santidad del día, no quisieron defenderse.
12 Ruego a los lectores de este libro que no se escandalicen por estas desdichas, sino que piensen más bien que no se trata de castigos para arruinar a nuestro pueblo, sino para corregirlo.
13 Porque es señal de gran misericordia no tolerar por mucho tiempo a los impíos, sino castigarlos rápidamente.
14 Para imponer un castigo a las demás naciones, el Señor aguarda con paciencia que llenen la medida de sus pecados; pero con nosotros ha resuelto actuar de otro modo
15 y no esperar a castigarnos más tarde, cuando hayamos llegado ya al colmo de los nuestros.
16 Por eso nunca aparta de nosotros su misericordia, y ni siquiera nos abandona cuando atrae la adversidad sobre su pueblo a fin de corregirlo.