14 estando a punto de morir, dijo:— Quienes mueren víctimas de la crueldad humana, albergan la esperanza de que Dios los resucitará. Para ti, sin embargo, no habrá resurrección a la vida.
15 Trajeron en seguida al quinto y comenzaron a torturarlo;
16 y él, mirando al rey, dijo:— Tú, aunque eres mortal, tienes poder sobre seres humanos y haces lo que mejor te parece: pero no pienses que Dios ha abandonado a nuestro pueblo.
17 Aguarda un poco y verás cómo, con su gran poder, te atormentará a ti y a tus descendientes.
18 Luego trajeron al sexto que, ya al borde de la muerte, dijo:— No te hagas vanas ilusiones, pues nosotros padecemos por nuestra propia culpa. Por haber pecado contra nuestro Dios, nos suceden estas cosas terribles.
19 Pero tú, que has osado luchar contra Dios, no creas que vas a quedar impune.
20 Por otra parte, admirable sin igual y digna de gloriosa memoria fue aquella madre que, viendo morir a sus siete hijos en un mismo día, soportó la prueba con toda entereza, sostenida por su esperanza en el Señor.