37 Yo, lo mismo que mis hermanos, entrego mi cuerpo y mi vida por las leyes de nuestros antepasados; invoco asimismo a Dios para que pronto muestre su misericordia a nuestra nación y para que tú, a fuerza de ser atormentado y flagelado, lo reconozcas como el único Dios.
38 ¡Ojalá que, en mí y en mis hermanos, se detenga la ira que el Todopoderoso ha descargado justamente sobre todo nuestro pueblo!
39 Incapaz de soportar aquella burla, el rey montó en cólera y torturó con mayor crueldad a este que a los otros.
40 Así murió el más joven, limpio de toda mancha y con su confianza puesta por entero en el Señor.
41 Finalmente, después de todos sus hijos, murió también la madre.
42 Con esto termina el relato acerca de los banquetes rituales y de las espantosas crueldades que se cometieron.