2 Rogaban al Señor que mirara por el pueblo pisoteado por todos, que se apiadase del Templo profanado por gente impía,
3 que tuviera compasión de la ciudad devastada y a punto de ser arrasada, que escuchara el clamor de la sangre derramada,
4 que recordara la muerte injusta de niños inocentes, y que se vengara de las blasfemias proferidas contra su nombre.
5 Puesto a la cabeza de sus tropas, Macabeo resultó invencible frente a los paganos, porque el Señor había convertido su ira en misericordia.
6 Atacaba por sorpresa e incendiaba ciudades y aldeas, ocupaba posiciones ventajosas y hacía estragos entre numerosos enemigos.
7 Se valía sobre todo de la noche para realizar sus ataques, y por todas partes corría la fama de su valor.
8 Al ver Filipo los progresos de Judas, y que sus triunfos eran cada vez más frecuentes, escribió a Tolomeo, gobernador de Celesiria y Fenicia, para que acudiera a defender los intereses del rey.