31 Guejazí se les había adelantado y había puesto el bastón sobre la cara del niño, pero no obtuvo respuesta ni señales de vida. Entonces salió al encuentro de Eliseo y le dijo:— El niño no ha despertado.
32 Eliseo entró en la casa y encontró al niño muerto y acostado en su cama.
33 Pasó a la habitación, cerró la puerta tras de sí y se puso a orar al Señor.
34 Luego se subió a la cama y se tendió sobre el niño, poniendo boca sobre boca, ojos sobre ojos y manos sobre manos. Mientras estaba tendido sobre él, el cuerpo del niño empezó a entrar en calor.
35 Eliseo se bajó y se puso a andar de un lado para otro. Luego volvió a subirse y a tenderse sobre él. Entonces el niño estornudó siete veces y abrió los ojos.
36 Entonces Eliseo llamó a Guejazí y le dijo:— Llama a la sunamita.La llamó, y ella se presentó ante Eliseo, que le dijo:— Toma a tu hijo.
37 Ella se acercó, se echó a sus pies, le hizo una reverencia, tomó al niño y se fue.