6 Cuando llenó todas las vasijas, pidió a uno de sus hijos:— Acércame otra vasija.Pero él le dijo:— Ya no quedan más.Entonces se agotó el aceite.
7 La mujer fue a contárselo al profeta y este le dijo:— Ahora vende el aceite, paga a tu acreedor y con el resto podrán vivir tú y tus hijos.
8 Un día Eliseo pasó por Sunán y una mujer rica que vivía allí le insistió para que se quedase a comer. Desde entonces, cada vez que pasaba por allí, se detenía a comer.
9 La mujer dijo a su marido:— Mira, creo que ese que nos visita cada vez que pasa es un profeta santo.
10 Vamos a construirle en la terraza una habitación pequeña con una cama, una mesa, una silla y un candil, para que se aloje en ella cuando venga a visitarnos.
11 Un día que Eliseo llegó allí, subió a la terraza y se acostó en la habitación.
12 Luego dijo a su criado Guejazí:— Llama a esa sunamita.Él la llamó y cuando se presentó ante él,