9 La mujer dijo a su marido:— Mira, creo que ese que nos visita cada vez que pasa es un profeta santo.
10 Vamos a construirle en la terraza una habitación pequeña con una cama, una mesa, una silla y un candil, para que se aloje en ella cuando venga a visitarnos.
11 Un día que Eliseo llegó allí, subió a la terraza y se acostó en la habitación.
12 Luego dijo a su criado Guejazí:— Llama a esa sunamita.Él la llamó y cuando se presentó ante él,
13 Eliseo ordenó a su criado que le dijese:— Ya que te has tomado todas estas molestias por nosotros, dinos qué podemos hacer por ti. ¿Necesitas pedir algo al rey o al jefe del ejército?Pero ella respondió:— Vivo a gusto entre mi gente.
14 Eliseo insistió:— ¿Qué podríamos hacer por ella?Entonces Guejazí sugirió:— No sé. No tiene hijos y su marido es viejo.
15 Eliseo dijo:— Llámala.La llamó y ella se quedó en la puerta.