10 Pues bien, por haberme despreciado, tomando a la mujer de Urías, el hitita, para convertirla en tu esposa, la espada ya nunca abandonará tu casa.
11 Esto dice el Señor: Yo haré que la desgracia te sobrevenga desde tu propia casa. Tomaré tus mujeres en tu propia cara y se las entregaré a tu prójimo, para que se acueste con ellas en tu cara y a la luz de este sol.
12 Lo que tú hiciste a escondidas yo lo haré delante de todo el pueblo y a plena luz.
13 David dijo a Natán:— ¡He pecado contra el Señor!Natán le respondió:— El Señor ha perdonado tu pecado. No morirás.
14 Pero por haber despreciado totalmente al Señor* actuando así, el hijo que has tenido morirá.
15 Natán se fue a su casa.El Señor hirió al hijo que la mujer de Urías había dado a David y cayó enfermo.
16 David suplicó a Dios por el niño, hizo ayuno y pasaba las noches acostado en el suelo.