7 Saúl había tenido una concubina, llamada Rispá, hija de Ayá. E Isbóset preguntó a Abner:— ¿Por qué te has acostado con la concubina de mi padre?
8 Abner se enfadó mucho por aquella pregunta de Isbóset y le contestó:— ¿Acaso me tomas por un perro judaíta? He trabajado fielmente con la casa de Saúl, tu padre, con sus hermanos y amigos, y no te he entregado en poder de David, ¿y ahora me echas en cara un delito con esa mujer?
9 Pues que Dios me castigue, si no hago que se cumpla lo que el Señor juró a David:
10 arrebatar la realeza a la familia de Saúl y consolidar el trono de David sobre Israel y Judá, desde Dan hasta Berseba.
11 Isbóset fue incapaz de responderle nada a Abner, porque le tenía miedo.
12 Entonces Abner envió unos mensajeros a proponer en su nombre a David:— ¿De quién es el país? Haz un pacto conmigo y yo te ayudaré a poner a todo Israel de tu parte.
13 David respondió:— Está bien. Haré un pacto contigo. Sólo te pongo una condición: no te recibiré si, cuando vengas a verme, no me traes a Mical, la hija de Saúl.