16 Pero alguien que parecía un hombre tocó mis labios; entonces abrí la boca y comencé a hablar. Dije al que estaba frente a mí:— Señor, me siento invadido por la angustia a causa de la visión, y me he quedado sin fuerzas.
17 ¿Cómo podrá tu siervo hablar contigo, Señor? Las fuerzas me han abandonado y casi no puedo respirar.
18 El que parecía un hombre me tocó y me devolvió las fuerzas. Después me dijo:
19 — No temas, pues eres muy apreciado. La paz sea contigo. Ahora sé fuerte y ten ánimo.Mientras me hablaba, sentí que recuperaba las fuerzas y dije:— Puedes hablar, Señor, pues me has devuelto las fuerzas.
20 Entonces me preguntó:— ¿Sabes por qué he venido hasta ti? Pronto volveré a luchar contra el príncipe de Persia; cuando me vaya, llegará el príncipe de Grecia.
21 Pero antes te revelaré lo que está escrito en el Libro de la Verdad. No hay nadie que me ayude a luchar contra esos príncipes, salvo Miguel, el Príncipe de ustedes.