1 Mientras yo, Nabucodonosor, vivía tranquilo en mi residencia, rodeado de prosperidad en mi palacio,
2 tuve un sueño que me preocupó; las visiones que pasaron por mi mente mientras dormía llegaron a alarmarme.
3 Di entonces la orden de que trajeran a mi presencia a todos los sabios de Babilonia, con la intención de que me proporcionaran la interpretación del sueño.
4 Así pues, se presentaron magos, adivinos, astrólogos y hechiceros, y les relaté mi sueño, pero no supieron dar con su interpretación.
5 Al final se presentó ante mí Daniel, apodado Baltasar en referencia al nombre de mi dios* y partícipe del espíritu de los dioses santos. Y yo le relaté mi sueño: