5 En aquel momento apareció una mano humana que, con sus dedos, se puso a escribir, a la luz del candelabro, en la cal de la pared del palacio real. Cuando el rey vio la mano que escribía,
6 palideció y quedó aturdido, incapaz de sostenerse, con las rodillas temblando.
7 Se puso entonces a gritar desesperado y mandó llamar a los adivinos, magos y astrólogos. Después dijo a los sabios de Babilonia:— Quien sepa leer esa inscripción y pueda interpretar su significado será vestido de púrpura, llevará un collar de oro y ocupará el tercer puesto en mi reino.
8 Acudieron todos los sabios que estaban al servicio del rey, pero ninguno fue capaz de leer la inscripción e interpretarla.
9 El rey Baltasar se sintió turbado sobremanera y palideció todavía más; sus dignatarios estaban desconcertados.
10 Cuando llegó a oídos de la reina lo que decían el rey y sus dignatarios, se presentó en la sala del banquete y dijo:— ¡Larga vida al rey! No te alarmes ni palidezcas,
11 pues tienes en tu reino a un hombre que participa del espíritu de los dioses santos. En vida de tu padre demostró tener una clarividencia, una inteligencia y una sabiduría propias de los dioses. El rey Nabucodonosor, tu padre, lo nombró jefe de los magos, adivinos, hechiceros y astrólogos.