3 No la hizo solamente con nuestros antepasados, sino también con todos nosotros que hoy estamos vivos.
4 Allí, en el monte, el Señor les habló cara a cara, desde el fuego.
5 Y yo hice de intermediario entre ustedes y el Señor para trasmitirles sus palabras, porque ustedes, aterrorizados por aquel fuego, no subieron al monte. Fue entonces cuando dijo el Señor:
6 — Yo soy el Señor, tu Dios, el que te libró de la esclavitud de Egipto.
7 No tendrás otros dioses aparte de mí.
8 No te harás escultura alguna o imagen de nada de lo que hay arriba en el cielo, abajo en la tierra o en el agua debajo de la tierra.
9 No te postrarás ante ellas, ni les rendirás culto porque yo, el Señor tu Dios, soy un Dios celoso, que castigo la maldad de los padres que me aborrecen, en sus hijos, nietos y biznietos;