7 Las ranas se alejarán de ti y de tu palacio, de tus cortesanos y de todo tu pueblo; únicamente encontrarás ranas en el río.
8 Moisés y Aarón salieron de la presencia del faraón, y Moisés suplicó al Señor a propósito de las ranas con que había abrumado al faraón.
9 El Señor accedió a la petición de Moisés y murieron las ranas de las casas, patios y campos.
10 Los egipcios las recogieron y las amontonaron; y un hedor insoportable se extendió por todo el país.
11 Viendo el faraón que se le daba un respiro, se mantuvo intransigente y como había predicho el Señor, no cumplió lo prometido a Moisés y Aarón.
12 El Señor dijo a Moisés:— Manda a Aarón que extienda su vara y golpee con ella el polvo del suelo para que se convierta en mosquitos por todo Egipto.
13 Así lo hicieron. Aarón extendió la vara que tenía en la mano y golpeó el polvo del suelo, el cual se convirtió en una inmensa nube de mosquitos que atacaban a personas y animales. Todo el polvo del suelo de Egipto se transformó en mosquitos.