13 Por eso, así dice el Señor Dios: Movido por mi ira, voy a desencadenar un viento huracanado; lleno de cólera, descargaré una lluvia torrencial; y henchido de furia destructora, haré que los azote el granizo.
14 Derribaré el muro que lucieron, lo tiraré por tierra y quedarán a la vista sus cimientos. Cuando caiga, ustedes perecerán debajo de él, y así reconocerán que yo soy el Señor.
15 Desataré mi cólera contra el muro y contra los que lo han lucido; les diré: Ya no existe el muro ni quienes lo lucieron.
16 Me refiero a los profetas de Israel que profetizaban a Jerusalén, a los que le anunciaban visiones de paz cuando no había paz —oráculo del Señor Dios—.
17 Hijo de hombre, encárate con tus paisanas, con ésas que profetizan lo que se les viene a la cabeza. Profetiza contra ellas
18 y diles: Esto dice el Señor Dios: ¡Ay de las que cosen lazos para cualquier puño y hacen velos para cabezas de cualquier medida, con intención de cazar a la gente! ¿Creen que salvarán sus vidas intentando, como intentan, cazar a la gente de mi pueblo?
19 Me deshonran ante mi pueblo por unos puñados de cebada y por unos trozos de pan, hasta el punto de dejar morir a las personas que no deben morir, y dejar con vida a las personas que no deben quedar con vida, engañando así a mi pueblo, que escucha sus mentiras.