39 En cuanto a ustedes, pueblo de Israel, esto dice el Señor Dios: Que cada cual vaya a servir a sus ídolos, pero juro que después me escucharán y no volverán a profanar mi santo nombre con sus ofrendas y sus ídolos.
40 Pues en mi monte santo, en el excelso monte de Israel —oráculo del Señor Dios—, me servirá el pueblo entero de Israel, todo el que habita en esta tierra. Allí los acogeré gustosamente, y allí buscaré sus ofrendas y las primicias de sus dones, siempre que me quieran consagrar algo.
41 Los acogeré gustosamente, como aroma que aplaca, cuando los saque de entre los pueblos y los reúna de los países por los que se dispersaron; y pondré de manifiesto mi santidad en ustedes, a la vista de las naciones.
42 Y reconocerán que yo soy el Señor cuando los lleve a la tierra de Israel, a la tierra que juré solemnemente dar a sus padres.
43 Allí recordarán su antigua conducta, todas las acciones con las que se contaminaron; y sentirán asco de ustedes mismos por todas las maldades que cometieron.
44 Y reconocerán que yo soy el Señor cuando actúe con ustedes teniendo en cuenta mi reputación, no en virtud de su mala conducta y de sus acciones inmorales, pueblo de Israel —oráculo del Señor Dios—.