21 Los juntaré y atizaré contra ustedes el fuego de mi cólera, y los fundiré en su interior.
22 Como se funde la plata dentro del horno, así serán ustedes fundidos dentro de ella, y reconocerán que yo, el Señor, he derramado mi cólera sobre ustedes.
23 El Señor me dirigió la palabra:
24 — Hijo de hombre, dile [a Jerusalén] lo siguiente: Eres una tierra que no ha recibido lluvia ni se ha empapado el día de mi furor.
25 Los príncipes que residen en ella son como un león rugiente que desgarra su presa. Han eliminado gente, se han apropiado de haciendas y riquezas, han hecho aumentar el número de viudas que la habitan.
26 Sus sacerdotes han violado mi ley y han profanado mis cosas santas: no han separado lo santo de lo profano, no han enseñado a distinguir lo impuro de lo puro; han cerrado los ojos para no ver mis sábados, y yo he sido deshonrado entre ellos.
27 Los nobles que la habitan son como lobos que desgarran su presa, proclives al crimen, a acabar con la gente para sacar provecho de tales situaciones.