1 El año sexto, el día cinco del sexto mes, estando yo en mi casa en compañía de los ancianos de Judá, se posó sobre mí la mano del Señor Dios.
2 Me fijé y vi una figura como de hombre*: de lo que parecían sus caderas hacia abajo era de fuego, y de sus caderas hacia arriba era resplandeciente, como el brillo del electro.
3 Alargó una especie de mano y me agarró por los cabellos; el espíritu me levantó en vilo entre la tierra y el cielo y me llevó a Jerusalén, mediante una visión divina, hasta la entrada de la puerta interior que mira al norte, donde está instalado el ídolo que provoca los celos del Señor.
4 Y me encontré allí con la gloria del Dios de Israel, de modo semejante a como la había visto en la llanura.