46 Y si quienes los fabrican no han de vivir mucho tiempo, ¿cómo pueden ser dioses las cosas que ellos hacen con sus manos?
47 Así pues, lo que ellos dejan a sus descendientes es tan sólo mentira y oprobio.
48 Cuando sobreviene una guerra o algún otro desastre, los sacerdotes entran en consulta para decidir dónde ocultarse junto con sus dioses.
49 Y a pesar de todo no entienden que no pueden ser dioses los que ni siquiera son capaces de salvarse a sí mismos de la guerra y de los desastres.
50 Pero, puesto que no consisten sino en pedazos de madera recubiertos de oro y plata, antes o después se verá que son un puro engaño. Todas las naciones y sus reyes descubrirán un día que no se trata de dioses, sino de objetos hechos por manos humanas y que en ellos no hay nada que sea obra de Dios.
51 ¿Quién no se va a dar cuenta de que no son dioses?
52 ¡No pueden nombrar a nadie rey de un país, ni pueden tampoco enviar lluvia a los humanos!