4 Ustedes y todos los habitantes de Israel los perseguirán y los aniquilarán, mientras ellos huyan a la desbandada.
5 Pero antes llámenme a Ajior, el amonita, para que vea y reconozca al que se burlaba del pueblo de Israel, al que lo envió acá para que muriera entre nosotros.
6 Llamaron, pues, a Ajior, que se encontraba en la casa de Ozías. Cuando llegó y vio la cabeza de Holofernes en manos de uno de los hombres del pueblo allí reunido, perdió el sentido y cayó sobre su rostro.
7 Luego, en cuanto lo reanimaron, se arrojó a los pies de Judit, y postrado ante ella le dijo:— ¡Bendita seas tú en todos los campamentos de Judá y en todas las naciones, que temblarán cuando oigan tu nombre!
8 Pero cuéntame ahora lo que has hecho durante todos estos días.Entonces Judit, en medio de la gente, le contó lo que había hecho desde el día de su partida hasta el momento en que les estaba hablando.
9 Al terminar su relato, el pueblo la aclamó y prorrumpió por toda la ciudad en grandes gritos de alegría.
10 Al ver Ajior todo cuanto el Dios de Israel había llevado a cabo, creyó en él de todo corazón, se hizo circuncidar y quedó unido para siempre al pueblo de Israel.