2 Dijo a su madre:— Aquellos mil cien siclos de plata* que te quitaron, por lo que tú lanzaste una maldición que yo oí con mis oídos…, esa plata la tengo yo; yo te la robé. Pues ahora te la devuelvo.Su madre le respondió:— Que mi hijo sea bendito del Señor.
3 Y él le devolvió los mil cien siclos de plata. Y su madre dijo:— Consagro solemnemente, en favor de mi hijo, esta plata mía al Señor, para hacer con ella una imagen de madera y un ídolo de fundición.
4 Tomó su madre doscientos siclos de plata* y se los entregó al fundidor. Este le hizo una imagen de madera y un ídolo de metal fundido, que quedó en casa de Micaías.
5 Este Micá* tenía un santuario* en su casa; hizo un efod y unos terafín* y consagró sacerdote a uno de sus hijos.
6 En aquel tiempo no había rey en Israel y hacía cada uno lo que le venía en gana.
7 Un joven de Belén de Judá, de la familia de Judá, que era levita, residía allí como inmigrante.
8 Este hombre dejó la ciudad de Belén de Judá para ir a residir donde pudiera. Puesto en camino, llegó a la montaña de Efraín, a la casa de Micá.