19 — Calla, cierra la boca y ven con nosotros. Serás nuestro padre y nuestro sacerdote. ¿O prefieres ser sacerdote de la casa de un particular a ser sacerdote de una tribu y de un clan de Israel?
20 Se alegró con ello el corazón del sacerdote, tomó el efod, los terafín y la imagen y se fue en medio de la tropa.
21 Reemprendieron el camino, colocando en cabeza a las mujeres, los niños, los rebaños y los objetos de valor.
22 Estaban ya lejos de la casa de Micá, cuando los de las casas vecinas a la casa de Micá dieron la alarma y salieron en persecución de los danitas.
23 Al oír los gritos de los perseguidores, los danitas miraron hacia atrás y dijeron a Micá:— ¿Qué te sucede? ¿Por qué gritas así?
24 Respondió:— Me han quitado mi dios, el que yo me había hecho, y me han arrebatado a mi sacerdote. Se marchan sin dejarme nada y encima me dicen: “¿Qué te sucede?”.
25 Los danitas le contestaron:— Calla de una vez, no sea que algunos de los nuestros pierdan la paciencia y arremetan contra ustedes, con lo que tú y tu familia perderían la vida.