16 Decían los ancianos de la comunidad:— ¿Qué podríamos hacer para proporcionar mujeres a los que aún quedan, pues las mujeres de Benjamín han sido exterminadas?
17 Y añadían:— ¿Cómo conservar un resto de Benjamín para que no sea borrada una tribu de Israel?
18 Porque nosotros no podemos darles nuestras hijas en matrimonio. (Los israelitas, en efecto, habían pronunciado este juramento: “Maldito el que dé mujer a Benjamín”).
19 Entonces se dijeron:— En estos días tiene lugar la fiesta del Señor, la que se celebra todos los años en Siló. (Esta ciudad está al norte de Betel, en la parte oriental del camino que sube de Betel a Siquén y al sur de Leboná.)
20 Así que dieron estas instrucciones a los benjaminitas:— Vayan y escóndanse entre las viñas.
21 Y estén alerta. Cuando las muchachas de Siló salgan para danzar en corro, salgan ustedes de las viñas y rapten cada uno una mujer de entre las muchachas de Siló y váyanse a tierra de Benjamín.
22 Si luego vienen sus padres o sus hermanos a reclamarles, les diremos: “Perdónenlos, por favor, pues han capturado cada uno una mujer como en la guerra”. Y tampoco puede decirse que se las han dado ustedes, porque en ese caso ustedes serían culpables.