3 Al nacer, respiré también el aire común;al llegar a esta tierra, donde todos sufren por igual,mi primera voz fue, como la de todos, el llanto.
4 Me criaron entre pañales con el mayor cuidado,
5 pues ningún rey comenzó su vida de otro modo.
6 Todos entran en la vida de la misma maneray todos salen de ella de idéntica forma.
7 Por eso oré a Dios y me concedió prudencia;le rogué y me dio el espíritu de la sabiduría.
8 La preferí a los cetros y a los tronosy en nada tuve a la riqueza al compararla con ella.
9 Ni aun la más preciosa joya puede igualarla;todo el oro a su lado es un puñado de arena,junto a ella la plata es como el barro.