1 Al maestro del coro. De David, siervo del Señor, que dirigió al Señor las palabras de este cántico el día que el Señor lo salvó de todos sus enemigos y de Saúl.
2 Dijo:Te quiero, Señor, eres mi fuerza.
3 El Señor es mi bastión, mi baluarte, el que me salva;mi Dios es la fortaleza en que me resguardo;es mi escudo, mi refugio y mi defensa.
4 Yo invoco al Señor, digno de alabanza,y quedo a salvo de mis enemigos.
5 Me rodeaban las cadenas de la muerte,me aterraban torrentes devastadores,
6 me envolvían las redes del abismo,me acosaban trampas mortales.