22 A no ser que pretendamos provocar la ira del Señor. ¿Nos creemos acaso más fuertes que él?
23 “Todo está permitido” —dicen algunos—. Sí, pero no todo es conveniente. Y aunque “todo esté permitido”, no todo ayuda al provecho espiritual de los demás.
24 Que nadie busque su propio interés, sino el del prójimo.
25 Pueden comer de todo cuanto se vende en el mercado, sin plantearse problemas de conciencia,
26 porque del Señor es la tierra y todo lo que existe en ella.
27 Si los invita un no cristiano y aceptan su invitación, coman lo que les ponga y no se planteen problema alguno de conciencia.
28 Pero si alguien les indica: “Eso es carne sacrificada a los ídolos”, entonces, en atención a quien se lo ha indicado y por razones de conciencia, no lo coman.